lunes, 22 de enero de 2018

EL ZORRO Y EL CUERVO

El Zorro y el Cuervo

adaptación de las fábula de Esopo 

 

Una tarde de verano, unos pastores dejaron un queso sobre la repisa de la ventana. Un cuervo que volaba cerca, al verlo no dudó y rápidamente lo tomó  y se alejo del lugar.

Con el botín en el pico empezo a saborearlo mientras otros de sus amigos cuervos lo observaban desde un árbol cercano.

Un zorro iba pasando por ahí y al ver lo que llevaba el ave se relamio sus bigotes pensando en como podría robarle ese manjar.

Con su voz más dulce la zorra empezo a adular al cuervo diciendole:

- Pero que hermoso eres amigo cuervo, tus alas color negro azabache son tan lindas y tus plumas tan brillantes bajo la luz del sol.

Deberias pasear más seguido por estos rumbos para que podamos admirarte.

El cuervo escuchaba con atención y disfrutaba los piropos que le decía el zorro.

Los otros cuervos al ver lo que pasaba empezaron a graznar tan fuerte que sus chillidos opacaban los cantos de los pajarillos que vivian en esos arboles.  Al escuchar eso el zorro tuvo una gran idea y dijo al cuervo:

- Que lindo cantan tus compañeros, es un a lástima que tu no puedas entonar esas melodias, si lo hicieras vaya que si serías  el ave más hermosa de este bosque.

 El cuervo estaba tan inflado de vanidad que no podía consentir que el zorro se fuera sin escuchar su canto así que abrio su pico y comenzó a graznar lo más fuerte que pudo para que todos oyeran, pero al hacerlo soltó el trozo de queso que cayó justo en la boca del zorro. Cuando el cuervo se dio cuenta de lo que había hecho ya era muy tarde, el zorro se zampaba su comida de un mordisco mientras los otros cuervos se burlaban sin parar.

El zorro se despidio del ave diciendo: ¡Ay cuervo! ser vanidoso y presumido sólo trae problemas, la próxima vez no te creas todo lo que te digan los demás tan pronto. Le dedico un guiño y se alejó dejando al cuervo sonrojado de vergüenza.


Moraleja: 
En la vida hay que tener cuidado con las personas que nos adulan y nos dicen  cosas bonitas sin algún motivo, porque tal vez sólo pretenden engañarnos y conseguir algo de nosotros.