lunes, 25 de mayo de 2020

El enano Rumpelstiltskin

Rumpelstiltskin
Edades: 6 años en adelante


Había una vez un molinero que siempre presumía de todo, decía que su harina era la mejor, que su esposa hacía las mejores tartas y que su hija Eloísa era la más inteligente y talentosa joven del reino.

 Un día llego un sirviente del rey y empezó a jactarse frente a él.

- Mi hija además de ser la más hermosa de todas , es la más lista.. es capaz de muchas cosas,  ¡puede hasta hilar la paja y convertirla en oro!

El sirviente no le creyó, pero cuando regreso al palacio, le contó al rey lo que dijo el molinero.
El monarca quiso probar que era una mentira, así que mando a sus guardias para que fueran por la joven.

Eloísa estaba muy asustada pero no podría protestar, así que el rey la llevó por una oscura escalera al sótano. Al entrar a la habitación había una rueca y varias pacas de paja en el suelo.

- Tu padre dijo que puedes hilar la paja y convertirla en oro, así que sino quieres que tu padre termine en la cárcel tendrás que volver oro todo esto. Tienes hasta el amanecer. - dijo el rey

Eloísa intento convencerlo, pero él no quiso escucharla y cerró la puerta con candado.


Cuando estaba sola en la habitación, empezó a lamentarse.

—No puedo hacer eso —se lamentó la joven —. ¡Es imposible!

Se sentó en el banquito y empezó a llorar.

En eso sonó una voz en el cuarto diciendo:


—¡Pero, Yo sí puedo!

Frente a ella estaba un pequeño hombre, que la miraba con curiosidad.

—¿Me vas a ayudar? —dijo Eloísa—, ¿Cómo?

—Eso déjamelo a mi. ¿Pero que me darás por ayudarte?
—¡Lo que sea! . contestó ella

—¿Hasta tu lindo brazalete?

—Sí, claro. - contestó ella


Y el curioso hombrecillo saltó sobre el taburete y comenzó a hilar.  En pocos minutos la paja estaba convertida en oro.

Eloísa agradeció y entregó su brazalete al hombrecillo.

Al día siguiente el rey se sorprendió mucho al ver que era verdad, pero eso hizo que quisiera más oro.
Llevó a la joven a un cuarto más grande lleno de más paja todavía y junto a ella la misma rueca del día anterior.


—Necesitas terminarla  antes del anochecer —dijo el rey.

Eloísa se volvió a lamentar

—¡Qué voy a hacer! ¡Ojalá regresara otra vez el hombrecillo!

—¡ Aquí estoy otra vez! dijo el hombrecito,¿ pero que me darás ahora si te ayudo?

—¿Qué quieres ahora? . pregunto ella

—¿Tu anillo de plata?

—Acepto

Y el curioso hombrecillo se puso manos a la obra.

Al poco tiempo ya había hilado toda la paja del lugar.

Eloísa le entrego el anillo dándole las gracias y él se marchó.


Al anochecer, cuando el rey regresó estaba muy emocionado, pero ahora quería más oro para ser el más rico de todos los reinos.
Así que la llevó a una nueva habitación, la paja llegaba hasta el techo.

- Si logras convertir esta paja en oro, te recompensaré, pero sino lo haces te quedarás encerrada para siempre.

Se fue encerrándola nuevamente.

— ¿Que voy a hacer?, no puedo quedarme aquí para siempre - dijo ella y se puso a llorar.

En eso apareció de nuevo el enano y le ofreció ayuda.

- Pero ya no tengo nada que darte- le dijo ella amargamente -

—Si te ayudo, me darás al primer hijo que tengas cuando seas reina-  dijo él seriamente

Ella acepto ya que sabía que era imposible que una simple hija de molinero llegará a ser reina algún día.

El hombrecillo volvio a sentarse en el taburete y terminó de convertir la paja en oro.

Cuando el rey regreso miró con satisfacción el oro y le dijo a Eloísa.

- Tu padre tenía razón, sería un tonto si dejo ir a una mujer como tú, quiero que seas mi esposa. 
Ya no necesitaremos preocuparnos por dinero nunca más. . le dijo el rey.

A los pocos días se celebró una suntuosa boda en el palacio

Eloísa se olvido de lo que había pasado y vivió feliz en el castillo, pasaron los meses y tuvo un lindo bebé.
Estaba sentada con él en brazos cuando el hombrecillo se le apareció y le dijo:


—He venido por mi pago como quedamos:me darás tu primer hijo.

—¡No! ¡Llévate lo que quieras, mi corona, oro, lo que sea! ¡Pero mi bebé no!

—Hicimos un trato, pero te daré una oportunidad, si quieres conservarlo tienes que adivinar mi nombre.

—¿Tu nombre? - pregunto ella. 

—Sí. Puedes intentarlo tantas veces como quieras. Pero solo tienes tres días, si no lo logras me llevaré a tu hijo.

Y diciendo esto, desapareció.

Eloísa mandó a su mensajero a investigar y a realizar una lista con todos los nombres más raros que encontrara,  y ella misma leyó y escribió todos los que pudo en una libreta.

Al día siguiente llegó el hombrecillo y empezó a decírselos pero no era ninguno de ellos, así que el hombrecillo sonriendo desapareció.

El segundo día intentó con nombres raros y después de dos horas el hombrecito se volvió a ir feliz saltando.

La reina estaba desesperada, ya no sabía que hacer, no quería perder a su bebé.

Pero entonces llegó el mensajero, que volvía de la misión que le había encomendado la reina.

—He ido por todo el reino majestad —dijo pausadamente—.Pedí ayuda a todo aquél que me tope en el camino para hacer esta lista. Cuando ya venía para acá, acampe en el bosque, me desperté porque vi un brillo a lo lejos, lo seguí, y ahí estaba , era un hombrecito que bailaba y cantaba en una hoguera.
Decía algo como "No lo adivinara, no lo hará y a ese bebé tendré, porque nunca adivinara que Rumpelstiltskin mi nombre es y siempre será"

La reina estaba feliz, recompenso a su mensajero y se preparo para recibir al hombrecillo.

Cuando llego Rumpelstiltskin le dijo

- Es tu tercer día y tu última oportunidad, no la desaproveches- dijo sentándose
- Seguro te llamas Panfilo, o Sacarías, tal vez Bartolo.

—¡No, no, no! ¡Ríndete de una vez!, nuca lo adivinarás.

—No lo haré jamás y yo creo que te llamas… ¡Rumpelstiltskin!

El enano estaba sorprendido,  pateó, y grito:

—¡Es trampa! —exclamó—. ¡Eso no vale!
Volvió a dar una patada al suelo y luego desapareció no regresando jamás al reino.

Fin

Moraleja
Nunca hay que presumir y menos cuando sabemos que no es verdad, ya que eso puede meternos luego en problemas


Espero que les haya gustado, no olviden visitar nuestro facebook y nuestro canal de Spotify 

les comparto un dibujo de Rumpelstiltskin

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